Texto
EVELYN ALEMÁN
Panamá

Ilustración
// Dissolving
borders //
Manuel Cabrera
México

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// Cien años uniendo al mundo //

Panamá siempre ha sido un país de tránsito. Cuando Vasco Núñez de Balboa cruzó el Istmo en 1513, descubrió que solo una estrecha franja de tierra separaba el océano Pacífico del océano Atlántico. Este hallazgo motivó al Emperador Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, quien era al mismo tiempo Carlos I de España, a realizar un estudio para construir una ruta canalera a través del Istmo de Panamá. Al finalizarlo, el gobernador regional de Panamá llegó a la conclusión de que nadie sería capaz de completar tal acción. Sin embargo, esta franja nunca dejó de servir como ruta terrestre para el paso de diversos productos como alimentos y minerales provenientes del Mar del Sur con destino a Europa. Panamá siempre gozó de especial importancia por su privilegiada posición geográfica, razón por la cual las grandes potencias mundiales tuvieron gran interés en construir un canal interoceánico que beneficiara sus estrategias económicas, geopolíticas y militares.

El Canal de Panamá es una de las grandes maravillas de la ingeniería moderna y también representa un símbolo importante de la identidad nacional, que se reforzó con su traspaso a manos panameñas el 31 de diciembre de 1999. El Canal de Panamá cumple 100 años al servicio marítimo mundial: cien años de una historia cargada de retos, sacrificios y éxitos.

La construcción de una ruta que uniera ambos océanos

Luego de tres siglos del interés de los españoles, los franceses firmaron en 1878 un tratado con Colombia que le otorgaba el derecho exclusivo para construir el canal interoceánico en Panamá. Las obras, impulsadas por Ferdinand de Lesseps, iniciaron en 1881. Pronto, las tormentas tropicales, la humedad sofocante, el sol ardiente, los profundos pantanos y la jungla densa e impenetrable típica del Caribe, se impusieron en el mega proyecto. Sin embargo, las mayores adversidades para el nuevo emprendimiento fueron la malaria y la fiebre amarilla, enfermedades que causaron una elevada mortandad entre el personal. Los franceses desconocían el origen de estas enfermedades endémicas y las atribuían a los “vapores miasmáticos” que emanaban de los pantanos y las ciénagas. La complejidad y seriedad de estas enfermedades y por ende, los problemas financieros, obligaron a los franceses a abandonar el proyecto luego de 20 años de grandes esfuerzos.

El presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, consideraba que la construcción de un canal era vital para alcanzar la supremacía de los mares necesaria para asegurar su pericia militar y comercial. En 1903, este país intentó negociar una concesión que le permitiera construir un canal por la provincia colombiana de Panamá, pero Colombia la rechazó. Esta acción motivó a Estados Unidos a apoyar con fuerza militar el movimiento independentista de Panamá de Colombia. Es así como Panamá proclamó su independencia el 3 de noviembre de 1903, al tiempo que firmaba el Tratado Hay-Bunau-Varilla, en el cual la nueva república le otorgaba a Estados Unidos la concesión del canal a perpetuidad, así como una vasta extensión territorial a cada extremo de la línea del canal, sobre la cual ejercería su propia soberanía. Aunque los términos presentaban un conflicto con la soberanía de la recién creada república, sus fundadores accedieron por temor a que Estados Unidos les retirara su apoyo.

En 1904, Estados Unidos compró a la Compañía Francesa del Canal de Panamá sus derechos y propiedades por un monto de 40 millones de dólares e inició la construcción. Este monumental proyecto fue terminado en 10 años a un costo aproximado de 387 millones de dólares. El éxito de Estados Unidos se debió principalmente a su destreza en ingeniería, a su eficiente administración y a la erradicación de la malaria y de la fiebre amarilla al identificar a los mosquitos como portadores de dichas enfermedades y estableciendo medidas de salubridad pública para atacar dichas enfermedades.

Desde su apertura el 15 de agosto de 1914, el canal revolucionó el comercio internacional acortando grandes distancias y tiempos de comunicación marítima. Los buques que circulan esta ruta de 80 kilómetros entre el Océano Atlántico y el Océano Pacífico evaden el viaje de aproximadamente 8000-millas náuticas que implicaría el navegar alrededor del Cabo de Hornos en Chile. De esta manera, un barco bananero que viaja de Ecuador a Nueva York logra ahorrar unas 7366 millas náuticas.

Una nueva era

Aunque el Canal de Panamá fue construido en territorio panameño, no le pertenecía a sus ciudadanos. El acceso de las tierras bajo jurisdicción estadounidense estaba prohibido a los panameños. Esto suscitó constantes protestas que tuvieron su punto cúspide el 9 de enero de 1964, cuando un movimiento liderado por estudiantes intentó izar la bandera de Panamá en la Zona del Canal. La injusta agresión militar de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos lamentablemente resultó en la muerte de 21 estudiantes, situación que conllevó a que el presidente Roberto F. Chiari rompiera relaciones diplomáticas con Estados Unidos. No fue sino hasta 1977 cuando se firmaron los Tratados Torrijos-Carter entre Estados Unidos y Panamá y se acordó que la República de Panamá asumiría la responsabilidad total de la administración, la operación y el mantenimiento del canal al mediodía del 31 de diciembre de 1999. Luego de 85 años de administración estadounidense, Panamá recuperó la soberanía plena del canal, así como de todas las tierras que antes fueron consideradas como propiedad de Estados Unidos.

Esta etapa representó una gran responsabilidad para el pueblo panameño, que ha desempeñado esta tarea con éxito. Durante sus 85 años de administración del canal, Estados Unidos aportó a Panamá 1878 millones de dólares. Esta suma fue quintuplicada en los primeros 15 años de administración panameña.

Importancia en el comercio mundial

En este siglo de operaciones, un millón 55 mil naves han atravesado el canal. La economía y la estabilidad de la región depende en gran medida del transporte seguro de las 13 mil a 14 mil embarcaciones (unos 3000 millones de toneladas de carga) que transitan el canal cada año. Gracias a sus más de 144 rutas marítimas y conexiones con 1700 puertos en 160 países, el canal no sólo ha cambiado los patrones del comercio mundial, sino que también ha impulsado el crecimiento de los países desarrollados y propulsado la expansión económica en muchas áreas remotas del mundo.

Sin embargo, en este último siglo el modelo comercial marítimo también ha cambiado para ajustarse a los nuevos mercados y las economías a gran escala. La tecnología ha permitido que las embarcaciones aumenten de tamaño, transportando así más carga a menor costo, tiempo e impacto ambiental.

Para competir en el mercado actual, Panamá ha invertido en la construcción de un tercer juego de esclusas que dará paso a los buques llamados Post-Panamax, que conforman solo el 16% de la flota mundial pero transportan el 45% de la carga mundial. Con esta expansión, se estima que el canal podrá duplicar el número de toneladas de carga anuales que transitan por el mismo. Aún así, el canal se quedará pequeño para las nuevas generaciones de barcos como el Triple-E class de Maersk.

Según la Organización Marítima Internacional, más del 90% del comercio mundial es transportado por mares. Para abastecer la demanda actual y futura, Panamá deberá desarrollar una gama de servicios logísticos portuarios complementarios a la ampliación para mantener su competitividad en el mercado de transporte marítimo global. Un ferrocarril acuático de contenedores que complemente el tramo del actual ferrocarril terrestre, terminales de abastecimiento de gas natural licuado y de distribución de automóviles, un parque logístico y un centro de reparación de buques Post-Panamax conforman algunos de estos servicios.

¡Cien años del canal de Panamá! Como panameña me siento muy orgullosa de lo que hemos alcanzado como país. Aún en mi adolescencia desconocía la zona del canal – intimidante, distante y prohibida. Siempre me preguntaba qué podría haber al otro lado de la cerca divisoria. Afortunadamente, hace tres años tuve la oportunidad de regresar a Panamá y trabajar en una organización situada en la zona del canal. Por primera vez pude conectar con estas tierras, tan desconocidas para mí. Sus extensas áreas verdes, sus árboles frondosos, la tranquilidad – un panorama perfecto que se complementa con el constante desfile de los buques. La emoción que sentía al verlos atravesar el canal desde la ventana de mi oficina es una sensación que no me abandona.

El Canal de Panamá es el resultado de la visión, el empeño y la aspiración que grandes emprendedores tuvieron para conectar al mundo. Sin ellos es muy probable que el canal no existiera el día de hoy. Cada uno de los actores de esta compleja obra lo llevó a convertirse no solo en el canal del mundo, sino también en el canal de los panameños. Ahora, de nosotros, los panameños, depende la historia de los próximos 100 años del Canal de Panamá.

Evelyn Alemán Cuervo


Evelyn Alemán Cuervo nació en la ciudad de Panamá. Realizó estudios de negocios internacionales en la Hawaii Pacific University y una maestría en estudios norteamericanos en la Universidad Libre de Berlin (Freie Universität Berlin). Ha trabajado para la Universidad de California, Los Angeles (UCLA), la Federación de la Industria Alemana (BDI) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Actualmente trabaja en la televisora Deutsche Welle en Berlín.

Manuel Cabrera

Manuel Cabrera nació en la Ciudad de México en 1986. Ahí estudió diseño gráfico en la Universidad Iberoamericana. Actualmente trabaja como diseñador e ilustrador independiente y termina sus estudios de arquitectura.

Octubre 2014
© Santacruz International Communication

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